Durante los últimos
meses hemos acompañado a Jesús en su camino hacia Jerusalén; hoy este camino llega
a su término invitándonos a contemplar al crucificado que muere por la
salvación del mundo.
Y las lecturas que proclamamos hoy nos describen como es la
realeza de Cristo. Jesús es un Rey-Pastor, prefigurado en la persona de David,
que une los pueblos divididos y busca las ovejas descarriadas. David anticipa y
encarna la figura de Cristo, que en el misterio de la cruz, reúne a toda la
humanidad y la guía a la salvación.
Y la imagen de Jesucristo Rey que se nos muestra es la de
Jesús en la cruz, perdonando y prometiendo el paraíso al buen ladrón. Y es que
Jesús reina desde la Cruz, entregando su vida por amor. Su reino no se
fundamenta en la fuerza, sino en la debilidad, reconciliando la tierra, a Dios
con la humanidad por medio de su propia sangre.
Por eso la segunda
lectura nos lleva a contemplar la plenitud que se encuentra en Jesucristo,
imagen del Dios invisible; plenitud que va más allá del tiempo y del espacio,
que está en el origen de toda la creación, que preside la Iglesia, que ha
abierto el camino hacia la vida eterna, que lleva a instaurar en el mundo la
paz. El apóstol Pablo nos invita a sentirnos afortunados por haberle conocido y
poder formar parte de su Reino.
Pues bien, esta experiencia de sentirnos salvados gratuitamente es la
que nos tiene que animar a evangelizar en las condiciones difíciles de hoy.
Mirad, la solemnidad de Jesucristo, rey del universo fue instituida por
el papa Pío XI en el año 1925, en respuesta a los regímenes totalitarios ateos,
con la finalidad de invitar a los cristianos a dar testimonio de que solo
Jesucristo merece ser reconocido como rey que nos ofrece su Reino; un Reino eterno
y universal: el Reino de la verdad y de la vida, el Reino de la santidad y la
gracia, el Reino de la justicia, el amor y la paz.
Pidámosle, pues, a la Virgen María, Reina del
Universo, Reina y Madre de misericordia, que nos ayude a obedecer los mandatos de
Cristo, Rey del universo, para que podamos vivir eternamente con Él en el reino
del cielo.
Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.
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