Y comenzamos la lectura del capítulo 6 de san Juan con el conocido pasaje del milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Y si la primera lectura nos cuenta que el profeta Eliseo alimentó a toda la comunidad, que vendrían a ser un centenar de personas, con veinte panes de cebada y grano fresco en espiga; el evangelio va todavía más allá, y nos recuerda que Jesús, con cinco panes y dos peces, dio de comer a una montonada de gente enorme. Si sólo los hombres eran unos cinco mil, imaginaros cuantos habría contando a las mujeres y los niños. Y no solamente eso, sino que, además, sobraron 12 canastos después de haber comido todos y quedado satisfechos.
Por su parte, san Pablo, en la segunda lectura, nos llama a vivir nuestra fe en la unidad, cimentados en un solo Señor, una sola fe y un solo bautismo. Esto tiene que movernos a cultivar aquellas virtudes que favorecen y fortalecen la unidad entre todos nosotros, y de un modo especial, entre los nos consideramos cristianos.
Y no querría terminar sin señalar una cosa, y es la generosidad del muchacho del evangelio que puso en manos de Jesús los cinco panes y los dos peces. Con aquello, con tan poco, Jesús hizo el milagro de dar de comer a aquella multitud. Pidámosle nosotros a la Virgen María que no desaprovechemos los pequeños gestos, las pequeñas ayudas que podamos hacer y que nos hagan: parecen nada, pero en las manos de Jesús serán mucho.
Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.
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