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viernes, 22 de marzo de 2024

REFLEXIONES DE LA PALABRA (DCXLVI). Domingo de Ramos


El Domingo de Ramos lo celebramos como un día de triunfo. Con las palmas y los ramos expresamos la alegría de caminar junto a Jesús en su entrada en la ciudad santa de Jerusalén para celebrar la Pascua, pues el Maestro quiere invitarnos en esta Semana Santa a estar a su lado y llevarnos a buscar, junto a Él, la Gloria y la Resurrección.
Y es que nos disponemos a celebrar el acontecimiento más grande la historia: que Dios, que pasa a nuestro lado, camina junto a nosotros y se hace presente en la historia como nuestro Salvador. Él quiere pasar de nuevo a nuestro lado para que lo sintamos en nuestro corazón, para que transformemos nuestras vidas y aprendamos su forma de amarnos.
Y tras el recuerdo de la entrada de Jesús en Jerusalén, la liturgia de este Domingo se centra en la pasión del Señor. La Iglesia quiere acompañar a su Señor, que en obediencia a la voluntad del Padre se dispone a entregar su vida por toda la humanidad. Mirad, san Marcos, en su relato de la Pasión, nos invita a que nos veamos reflejados en los personajes que describe, y veamos si estamos entre los que le aman, le traicionan, le olvidan, le niegan, se lavan las manos, se alejan y abandonan... o si estamos en los que descubren su divinidad y le reconocen como Hijo de Dios.
Celebremos, pues, con intensidad y con entusiasmo, en estos días santos, los grandes acontecimientos de nuestra Salvación. Aprendamos, junto al Señor a vivir los misterios que nos ganaron la Vida. Para ello, acudamos a la cita con Jesús, que nos convoca en Getsemaní, para después llevarnos al Cenáculo..., y no nos avergoncemos de acompañarle al Calvario. De este modo, descubriremos el triunfo del amor sobre el odio, la victoria de Dios frente al mal, el triunfo de la vida sobre la muerte.

Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.

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