Tras trece años
La opinión de Antonio J. Moreno Reche
La Virgen de la Cabeza en el Templo de Santa María La Mayor, durante su visita a la ciudad en 2009. Fco. Javier Arques Barrios. |
Trece, un número que popularmente se relaciona con la mala suerte,
es el número de años que lleva la imagen de la Virgen de la Cabeza sin visitar
su querido pueblo, Andújar. Con motivo de la pasada pandemia que vivimos hace más
de dos años, se llevará a cabo una cita. La cita más esperada, la de nuestra
madre con su pueblo y con todos sus hijos. Trece años hace desde que en las
ciudades de Andújar y Jaén, todos sus fieles celebrábamos el Año Jubilar que
comenzó un 24 de Abril de 2009 y que terminaría el 25 de Abril de 2010. Trece,
un número que para la mayoría de iliturgitanos y devotos de otros puntos de
España, pasará a ser recordado por muchos años que pasen.
Y es que, nuestra Patrona procesionará por las calles de Andújar.
Todas las personas que por diversos motivos no pueden subir hasta su camarín
para tener una conversación íntima y presencial y se refugian en verla por
televisión, tendrán la oportunidad de rezar junto a ella y conversar con su
madre desde el balcón de su casa. Por ello, esta iniciativa promovida por la
Real Cofradía Matriz junto con el Ayuntamiento de Andújar y el Obispado, tiene
un valor incalculable. Desde 2009 hasta hoy y junto al paso del tiempo, la
población andujareña, española y mundial han sufrido muchas situaciones y
acontecimientos, que para bien o para mal, han provocado un cambio en la misma.
El escenario no será el mismo y las personas tampoco. Hay nuevos habitantes,
otros que se fueron y otros que permanecemos aunque con mucha más edad. Los
niños de entonces ya no son tan niños, los padres se han convertido en abuelos en muchos
casos y por desgracia, muchos de nuestros abuelos ya no están con nosotros; lo
que lleva hacerme la siguiente pregunta:
¿Trece años es mucho tiempo?
La devoción por la Virgen de la Cabeza en Andújar, como
popularmente se dice, “se mama”, de la misma
forma que una madre da de comer a su hijo con el único fin de que éste viva. El
amor por nuestra Patrona se extiende de generación, en generación, y en
concreto en la ciudad de Andújar, de abuelos, padres, vecinos, y un largo
etcétera, a niños, a esos muchos niños de hace trece años, a los cuales se nos
ha dejado el mejor de los legados, algo que no se puede ver ni tocar, solo
sentir, un sentimiento que mueve montañas y que perdurará hasta el último día.
Nuestros mayores nos lo inculcaron, y aunque lo hicieron desde el más sincero
desinterés, debemos agradecérselo y no hay mejor forma de hacerlo que
trayéndole, nosotros sus jóvenes, a la imagen que tanto ansían ver hasta las
puertas de sus casas más a menudo, y digo más a menudo porque aunque en 2027
volverá a pasear nuestra madre por la calle Ollerías con motivo de su VIII Centenario, ¿qué pasará después?
En este largo período de tiempo y por desgracia, nos han dejado
muchas personas, sin siquiera poder verla ni despedirse de ella. Ahora, tenemos
la suerte de que serán solo cinco los años que esperaremos para volver a verla
por nuestro pueblo tras la subida del 5 de Noviembre. Muchas de las
advocaciones marianas a las que se les celebra su romería en muchos puntos de
la geografía andaluza y española, establecieron un periodo de tiempo en el que
su imagen visita el pueblo que les venera e implora. El sentimiento de Andújar
hacia la Virgen de la Cabeza es indudable por supuesto, pero los que nos
enseñaron lo que era vivir y sentir esto, se merecen ver a su pueblo vestido de
gala para recibir a su madre y saber que dentro de unos cinco, seis o quizá
siete años, esa cita llegará de nuevo, y que tendrán la oportunidad de preparar
adornos, colgaduras y banderas, para así, tenerlo todo listo para la ocasión.
La ilusión se palpa
Las tantísimas y diversas preparaciones en tiempo récord que
conlleva esta bajada extraordinaria que se dará en menos de un mes, son
conmovedoras. Por ejemplo, en la sede social de la Real Cofradía Matriz se ha
improvisado un taller de flores de papel en el que personas de todas las edades
trabajan para engalanar las calles de nuestra ciudad, todos con la misma
ilusión y las mismas ganas de que llegue el gran día. Niños que todavía no han
tenido la oportunidad vivir este acontecimiento, y mayores que sí, trabajan
codo con codo para que todo salga a la perfección, incluso personas que no
pueden asistir al taller, lo hacen desde sus casas para aportar su grano de
arena. Sin olvidarnos de las asociaciones de vecinos que también trabajan a
diario con el mismo fin.
Es el año, es el momento, de agradecer a los que nos inculcaron
este sentimiento, de devolverles a ellos la ilusión y transmitirla a los que
vienen detrás, con el mismo cariño y respeto que lo hicieron con nosotros. Este
22 de Octubre bajaremos a Nuestra Santísima Virgen de la Cabeza hasta las casas
de quién más necesitan verla, y, al ver los rostros de admiración, nos daremos
cuenta de que todo ha merecido la pena y que lo haríamos una y otra vez
desinteresadamente. Tras trece años nuestra madre volverá a su pueblo, que es
Andújar y que le espera.
Artículo: Antonio Jesús Moreno Reche
ABRIL ROMERO
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