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sábado, 3 de septiembre de 2022

REFLEXIONES DE LA PALABRA (DLXXIII). Domingo XXIII del Tiempo Ordinario


Un domingo más continuamos con la lectura del evangelio de Lucas, que nos muestra a Jesús subiendo a Jerusalén, y como mientras recorre este itinerario nos va proponiendo sus enseñanzas sobre como tiene que ser el camino de sus seguidores. Son estampas concretas, sencillas, pero comprometedoras, que domingo tras domingo nos obligan a mirarnos al espejo del evangelio y a sacar consecuencias para nuestra vida.
Hoy en concreto Jesús nos invita a tomar en serio su seguimiento, sabiendo renunciar a otros valores para conseguir los fundamentales, que es en lo que consiste la verdadera sabiduría en esta vida.
Mirad, la verdadera sabiduría es dar a cada valor su importancia y poner los medios oportunos para conseguir los fines que nos proponemos. Y Jesús es el auténtico Maestro, que, con ejemplos concretos y sorprendentes, nos dice dónde está la clave de la sabiduría para sus seguidores, que para lograrla, tendrán que renunciar a otras cosas, como a la familia, a sí mismos, y aceptar la cruz, que se nos presentará en la vida de mil y una formas diferentes.
Y es que, como ya sabemos, ser discípulo de Jesús no es fácil. Pero en ese riesgo y en esa aventura consiste el mejor negocio que podemos hacer en nuestra vida. Porque seguir a Cristo exige opciones personales y valientes; y no podemos pretender un cristianismo a gusto de cada uno, un cristianismo “a la carta”, que se dice. No. El plan de Cristo hay que aceptarlo entero. Con las cruces y renuncias que conlleve. Ser buen cristiano es algo más que decir que yo ni mato ni robo ni hago mal a  nadie. No. Jesús nos dice que seguirle comporta un riesgo, una dificultad, y que no podemos servir a dos señores.
Tengámoslo claro: la ignorancia es muy atrevida. Muy atrevida. Y en nuestro mundo hay mucho ignorante que va de sabio y de listillo por la vida. Con nuestras solas fuerzas apenas podremos ver algo más allá de nuestras narices; mientras que Dios nos enseña el sentido de la historia y de la vida: de dónde venimos, a dónde vamos y cómo podemos dar con el camino correcto.

Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.

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