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sábado, 1 de enero de 2022

REFLEXIONES DE LA PALABRA (DXLVI). Domingo II después de Navidad.



Este domingo en el que no celebramos ninguna fiesta particular dentro del ciclo de Navidad, se nos propone reflexionar con un poco más de profundidad y de calma sobre el misterio que estamos celebrando, meditando el prólogo del evangelio de san Juan que es, quizá, uno de los textos de la Biblia con mayor contenido teológico de la Biblia.

Y es que celebrar Navidad es mucho más que armar un bello pesebre, es mucho más que unos lindos cantos tradicionales, es mucho más que un hermoso árbol delicadamente ornamentado...; todo esto bueno y bello encierra un misterio. Misterio que la liturgia sabe y quiere develar. Navidad es contemplar la Palabra eterna de Dios, aquella que existe desde el principio y por quien todo fue hecho, que asume la fragilidad humana para revelarnos la vocación divina de ser hijos e hijas de Dios.

Mirad, el prólogo de san Juan, y todo su evangelio, nos muestran que Dios se ha hecho hombre, que se ha hecho solidario con la humanidad haciéndose uno de tantos, compartiendo nuestra historia, nuestros caminos, nuestros anhelos y nuestras luchas. El Verbo se hace carne para revelarnos al Padre, para mostrarnos el rostro de Dios. Y eso es lo que celebramos en Navidad, que Dios ha venido al mundo encarnándose en Jesús.

Pero..., el Verbo vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron. Y hoy, como ayer, muchos rechazan la idea de que Jesús de Nazaret pueda ser el Hijo de Dios, un Dios encarnado, un Dios que aceptó nuestra carne, nuestras alegrías, nuestros sufrimientos nuestra muerte, en definitiva, un Dios que apostó por hacerse presente en la fragilidad para enriquecernos con su pobreza, como dice san Pablo. Y hoy, como ayer, muchos se empeñan en vivir en la triste y peligrosa ceguera del que no quiere ver, con unas cataratas espirituales tan gordas, que impiden que la luz verdadera penetre en sus almas y sane sus corazones. No cerremos nuestros ojos. No dejemos que las tinieblas del mal y de este mundo nos impidan ver la luz que ha brillado y brilla en nuestra historia. Acojamos al Verbo, y conozcamos su gracia y su verdad; pues Dios se ha hecho hombre, Enmanuel, Dios-con-nosotros. Esto es Navidad.

Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.

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