Tengo que reconocer, sinceramente, que este domingo es el
día que para mi es más .desagradable de predicar de todo el año. Puede
sorprender...¿Qué dices?¿En Navidad?¿Que no te gusta hablar de San José y de la
Virgen, de la Sagrada Familia?.. Pues mirad... No. No me gusta; porque la
Sagrada Familia es un ideal de familia, cierto, y ni de lejos se me ocurrirá
negar lo más mínimo su importancia a todos los aspectos. Pero no... No me gusta hablar de la familia. Cada uno es
cada uno y tiene sus cadaunadas, se dice. Y es cierto.
Y digo que no me gusta hablar porque hoy la familia sufre
mucho. Y menos aún me gusta decir cómo tienen que hacer las familias para vivir
en cristiano, porque mi vocación no es la vocación familiar, sino la
sacerdotal. Y no vivo desde dentro los problemas reales que tiene una
familia... Porque no me lo podéis negar, en todas las casas cuecen habas, y
vemos como de padres profundamente religiosos y cristianos están saliendo los
hijos más descreídos y ateos que pueda uno imaginar. Y hoy día, salvo en
honrosas excepciones, la familia ya no es la transmisora de valores cristianos
que ha sido durante siglos... Eso amén de todo lo que es el problema del divorcio,
del no querer casarse la gran mayoría de los jóvenes, y los pocos que lo hacen
por la Iglesia, la educación cristiana de los hijos, etc.... Comprenderéis que,
ante este panorama, uno prefiera ponerse un punto en la boca y seguir la Misa
adelante sin mojarse.
Pero mira... ante la situación, uno se lía la manta a la
cabeza, procura tener anchas las espaldas, y al menos procura invitar a que se
rece por la familia. Pues al fin y al cabo, cuando las cosas van mal, es en la
familia donde uno se refugia y donde encuentra acogida y apoyo. Eso es lo
normal. Y debería ser lo normal. Pero como os digo, hoy día uno ha visto tantas
cosas que ya no se sorprende de nada.
Así pues, os digo claramente que el ejemplo de familia no
son las que nos sacan las revistas del corazón, ni la televisión, ni los medios
de comunicación, ni las que autorizan las leyes civiles... No. Sino que el
verdadero ejemplo de familia es la Sagrada Familia de Nazaret, que es escuela
de amor y de fe.
Pues que San José y la Virgen María intercedan ante Dios por
todas y cada una de nuestras familias, para que sean como Dios quiere que sean,
y desparezcan todos los problemas y dificultades que las amenazan y la
institución familiar vuelva a ser lo que ha sido y debe ser: el lugar donde uno
comience a conocer a Dios y a sentirse miembro vivo y activo de la Iglesia.
Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.
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