¡Ya es Navidad! Y una vez más nos acompaña la palabra del
profeta Isaías, hoy llena de alegría y de júbilo. Ese gran profeta de la
esperanza que durante el Adviento nos ha invitado a estar en vela irrumpe ahora
con un cántico de alegría con unas bellas imágenes que reflejan la buena
noticia de un Dios que ha venido a nacer entre nosotros. Son las imágenes del
mensajero que llega con los pies cansados y llenos de polvo, pero que se
convierten en hermosos, porque traen una noticia alegre; son los gritos de los
que vigilan desde las torres y las atalayas, que anuncian paz, alegría y
esperanza... Y es que el nacimiento de Jesús es un nacimiento salvador, una
buena noticia para todos los hombres y mujeres de todos los lugares y de todos
los tiempos.
Por eso que hoy nos unimos a las voces de todas las
criaturas para dar gracias a Dios por su bondad. Hoy somos como los pastores
que, en la noche, al raso, vieron una gran luz y se llenaron de inmensa
alegría. Mirad, si nos paramos un poco a pensar, podemos caer en la cuenta de
que hoy cada uno hemos venido aquí con nuestra “noche” particular, con nuestras
oscuridades, pero también con nuestros deseos de vida, de luz y de paz. De
sobras sabemos que este día de Navidad no todo es alegría... que se mezclan
muchas cosas...: recuerdos, añoranzas, el vacío de las personas queridas que
nos dejaron, nuestras dudas, nuestras penas, nuestros temores.... Pero en nuestra “noche” y en la “noche” del
mundo ha brillado la luz; pues el nacimiento de Jesús ha llenado nuestra
“noche” de esperanza.
Así pues, hoy podemos –y debemos- vivir la misma sorpresa y
la misma emoción de aquellos pastores. Hoy se nos anima a caminar hacia el
Misterio de Belén, a contemplarlo. Pero ojo, tengamos presente que para entrar
en el portal de Belén hay que hacerse pequeño y tener un corazón limpio.
Fijaos... los más sencillos y humildes son los primeros en presentarse en el
pesebre y en reconocer en ese niño recién nacido al Enmanuel, al
Dios-con-nosotros; y eso es así porque Dios se ha puesto a su altura, Dios se
ha hecho uno de ellos, Dios se ha hecho pobre, necesitado, hombre, persona,
niño... para que cada uno de nosotros podamos verle y reconocerle entre
nosotros, acompañando nuestras vidas. Pero sólo podremos descubrirle
haciéndonos también nosotros pobres, sencillos, y humildes de corazón.
Hoy Dios nace entre nosotros. Hoy Dios se ha hecho hombre. Dejémonos,
pues, iluminar por la luz de Cristo y tratemos de iluminar con esta luz al
mundo que nos rodea. Sólo así haremos de nuestra vida una auténtica Navidad.
FELIZ NAVIDAD.
Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.
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