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lunes, 26 de agosto de 2019

REFLEXIONES DE LA PALABRA (CDV). Domingo XXI del Tiempo Ordinario


  

Mirando las lecturas de hoy, uno se pregunta si, en el momento actual en el que estamos viviendo, en la actual cultura que nos envuelve y nos va marcando los ritmos de la vida, la salvación es un tema que le preocupe a la gente; ya que vemos que se habla e interesa mucho la calidad de vida, pero una calidad de vida reducida a un nivel puramente mundano, sin ningún tipo de trascendencia. Incluso en el momento actual de la Iglesia, en el que vemos que los temas de los que está de moda hablar son la ecología y otros por el estilo...
Resultado de imagen de XXI ordinario CPero si cogemos el Evangelio, a poco que nos demos cuenta, veremos que la misión de Jesucristo es la de salvarnos. Jesús ha venido al mundo para salvarnos. De hecho, Él, Jesucristo, es el único Salvador del mundo; y realiza la salvación muriendo en la cruz por nosotros.
Pero... ¿qué es salvarse? Pues mirad, para Jesús, salvarse es entrar en el Reino de Dios. Y de eso van las lecturas de hoy, que nos afirman que Dios quiere que todos los hombres se salven.  Pero también nos marcan las pautas. Y es que, como previene el evangelio, haber conocido a Cristo, haber comido y bebido con Él, y haber escuchado su Palabra no es suficiente para entrar en su Reino glorioso; y que para pertenecer de verdad al Pueblo de Dios hace falta una vida de gracia, de auténtica fe, y de obras de caridad y de misericordia... Por eso Jesús nos diciendo tenemos que esforzarnos y elegir la puerta estrecha y el camino empinado, o sea, la puerta y el camino de la humildad, de la pequeñez, de la entrega y del servicio..., que no vale solo con venir a Misa y ya está, sino que tenemos que mojarnos y pringarnos con el evangelio hasta el cuello y más arriba; y que si la vida trae disgustos y adversidades, pues tenemos que resistir y aguantar bien, manteniendo la fe, porque aunque el mal sea fuerte, acabará venciendo el bien.
¿Qué nos va a costar? Pues sí, para que vamos a engañarnos. Nadie ha dicho que ser verdadero cristiano sea una tarea fácil -y si alguno lo dice, miente-. Pero tampoco tenemos derecho a perder la esperanza, que nos asegura que Dios siempre va a estar ahí, apoyándonos y ayudándonos a realizar ese camino.
Y una ayuda que Dios ha puesto en el camino estrecho es la Virgen María. Ella conoce todos los caminos y senderos que llevan hasta su Hijo Jesucristo y la salvación. No tengamos miedo en cogernos de su mano, y dejarnos llevar por Ella, que es la Puerta del cielo más fácil de abrir.

Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Canal Romero.

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