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sábado, 10 de junio de 2023

REFLEXIONES DE LA PALABRA (DCV). Solemnidad del Corpus Christi



Hoy es un día para adorar al Señor. Muchas de nuestras calles y plazas se engalanan para recibir al mejor de los viandantes. En muchos lugares los niños vuelven a ser hoy los protagonistas, alfombrando con flores el paso de Jesús sacramentado. El olor del incienso junto con el de los pétalos de las rosas perfumará la vía pública y el interior de los templos, acompañado del canto devoto del pueblo que aclamará «Dios está aquí, venid, adorémosle».

Pero cuando acabe esta fiesta, y mañana volvamos a la realidad de la vida, será el momento de preguntarnos en nuestro interior si hemos sido capaces de celebrar de verdad el Corpus Christi. ¿Por qué? Pues porque esta fiesta nos tiene que mover en nuestro interior a adorar continuamente a Dios, a tributarle un culto sincero desde lo más profundo de nuestro corazón. A reconocer, como hacían los primeros cristianos, que sin la Eucaristía, no podemos vivir. Ya nos lo recordó Juan Pablo II, afirmando que «la Iglesia vive de la Eucaristía». Y es que, en efecto, el sacramento de la Eucaristía es el alimento que permite vivir a la comunidad y a cada uno de sus miembros. Y no sólo alimenta la vida actual, sino que nos abre a la vida eterna.

Y eso es algo que Jesús nos ha dejado muy bien marcado hoy en el evangelio, pues dice tajantemente que «si no coméis la Carne del Hijo del Hombre y no bebéis su Sangre, no tenéis vida en vosotros». Son palabras duras, y para muchos, hoy siguen siendo inaceptables.
Y digo que para muchos hoy son inaceptables porque el Señor nos está diciendo bien claro que si queremos ser buenos cristianos tenemos que venir a Misa y comulgar. Muchas personas dirán que no por ir a Misa se es mejor cristiano. Y que se consideran mejores cristianos que los que acuden cada domingo a la iglesia y pasan a comulgar. Pues bien. Hoy es el mismo Jesucristo el que las desautoriza y les dice que están muy, pero que muy equivocadas. Jesús nos dice bien claro que si queremos ser buenos cristianos necesitamos comulgar. Si no, no tendremos vida interior en nosotros.

Por eso esta fiesta del Corpus tiene que despertar en nuestro interior la necesidad de Cristo. De participar en la Eucaristía, pero también de acercarnos al altar y de comulgar.
Y no quiero terminar sin recordaros que hoy la Iglesia en España celebra el día Nacional de la Caridad, porque la Eucaristía, sacramento de la caridad y del amor de Dios, nos obliga a vivir en la caridad con los pobres y necesitados no sólo con palabras, sino con obras y de verdad. Por eso, lo que recojamos en la colecta de hoy, irá destinado en su totalidad para Cáritas.

Que María, nuestra Madre, nos enseñe a arrodillarnos hoy, sin miedo, ante Jesús Sacramentado. Que nos dé coraje para que no nos dé vergüenza que vean que somos de Jesucristo; porque los que se puedan reír de nosotros o llamarnos trasnochados, el día que nos muramos, no nos van a sacar vivos de la tumba o del tarro de las cenizas. Pero Jesucristo sí. Por eso, dejemos que en nuestro interior y en nuestras calles y templos vuelva a resonar, con fuerza y sinceridad: «Venid adoradores. Adoremos a Cristo Redentor».

Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.

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