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viernes, 17 de junio de 2022

REFLEXIONES DE LA PALABRA (DLXVI). Corpus Christi

 

 
Este día del Corpus es un día lleno de tradiciones; tradiciones que hablan de la fe que el pueblo de Dios ha manifestado hacia el misterio de la presencia real, pero es ante todo un día en el que se celebra la gran Tradición, con mayúsculas, la Tradición que fraguó en la noche de la última cena, la que Pablo recibió y transmitió con toda seriedad a los suyos. Tradición que ha llegado hasta nosotros y que debemos custodiar y transmitir con la misma fidelidad.

Hoy es, pues, un día para hacer lo que nos ha recordado san Pablo, de hacer lo que el Señor Jesús ha mandado. Hoy es día para sentarse a la mesa, dar gracias, tomar el pan y el cáliz... Jesús mandó repetir ese gesto por medio del cual nos dio su Cuerpo y su Sangre,  y que ha llegado hasta nosotros como un Sacramento. Por medio de ese hacer, hoy el Señor sigue dando de comer a su pueblo, sigue alimentándolo con flor de harina y saciándolo con miel silvestre.

Este día del Corpus, en el que contemplamos como el Señor se esconde en el Pan y en el Vino para alimentar a su pueblo mientras dura el camino de esta vida, es también un día para ofrecer el pan y el vino como hizo Melquisedec, figura del sacerdocio de Cristo; ofrecer los frutos de la tierra y del trabajo recibidos de la generosidad de Dios; y ofrecer con ese pan y ese vino para el sacrificio de la Eucaristía nuestro propio sacrificio, nuestra existencia, nuestra vida con sus gozos y dolores, con sus esperanzas y sufrimientos, con sus fracasos y anhelos.

Y también hoy es un día para compartir. Hoy es el día de la caridad. El pan que se parte, ha de ser también repartido y compartido. El que ha sido alimentado por Cristo no puede menos que dar y darse a los demás. Mirad, el que los pobres tengan qué comer también brota de la Eucaristía. por eso, si el que comulga con frecuencia no crece en la caridad, en el amor a Dios y a los hermanos, es que algo está fallando en su vida...

Pues que la Virgen María interceda para que en toda la Iglesia aumente la fe en el Misterio eucarístico, la alegría de participar en la Eucaristía, y el deseo de testimoniar la inmensa caridad de Cristo.

Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.

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