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sábado, 22 de enero de 2022

REFLEXIONES DE LA PALABRA (DL). Domingo III del Tiempo Ordinario

 

Sin lugar a dudas, las lecturas de hoy nos ayudan a destacar la importancia de la Palabra de Dios en la liturgia y en la vida del cristiano.

La primera lectura, de Nehemías, nos narra como el pueblo leyó el libro sagrado desde el amanecer hasta el mediodía, y como todos, de pie, seguían atentamente las enseñanzas. Por su parte, en la segunda lectura, de san Pablo, y sobre todo, en el evangelio de Lucas, se afirma que Jesús es la última Palabra viva del Padre y la plenitud de la Revelación divina.

Y es que, como nos muestra el texto evangélico, después de treinta años de vida oculta en Nazaret, Jesús se manifiesta públicamente para mostrar a los hombres el camino de la salvación. Ha empezado a enseñar en las sinagogas de la comarca de Galilea, acompañado por la buena acogida y la alabanza de las gentes; y un día regresa a Nazaret, la aldea donde se había criado y, como era su costumbre, también allí acudió el sábado a la sinagoga y se puso en pie para hacer la lectura. Y para asombro de todos, Jesús dice al terminar la lectura: “Hoy se ha cumplido esta escritura que acabáis de oír”, afirmando claramente que la profecía de Isaías se hacía realidad en plenitud en la sinagoga de Nazaret.

Bueno, pues estas palabras contienen una revelación. Y es que, en efecto, en Jesús se cumplían las antiguas profecías. Él era y es el Mesías enviado por Dios; y su misión es liberadora y sanadora. Pero también hemos de caer en la cuenta de que estas palabras de Jesús nos recuerdan que la Sagrada Escritura no es una reliquia del pasado, sino que es una voz que nos invita constantemente a la escucha; es un mensaje que resuena vivo y activo para cada uno de nosotros.

Pues que Santa María nos ayude a reconocer en Jesús al Mesías enviado por Dios para nuestra Salvación,  de modo que la lectura de la Palabra de Dios alimente nuestra fe y nos ayude a trabajar por la unidad de todos los creyentes en Cristo, miembros todos del único Cuerpo de Cristo que es la Iglesia.

Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.

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