El evangelio de hoy continúa presentando a Jesús en su
camino hacia Jerusalén. En ese camino, que va de Galilea hasta Jerusalén,
atraviesa Jericó. Y después del desencanto que se lleva con el joven rico y con
las pretensiones de los apóstoles que pretendían obtener primeros puestos, que
hemos visto los pasados domingos, hoy se encuentra con un pobre mendigo y ciego
que profesa su fe en Él, y le pide que tenga compasión, misericordia, y que con
una confianza ciega en Jesús, valga la redundancia, se pone de un salto delante
de Jesús.
Bartimeo es personalmente activo, incluso en contra de
quienes acompañan a Jesús. La transformación del ciego viene precedida por el
cambio que provoca Jesús en la multitud. Primero, la gente regaña al ciego para
que se calle. Después Jesús involucra a la multitud en su llamada al ciego
«Llamadlo». Le llaman y le dicen: «Ánimo, levántate, que te llama». Pues bien;
también nosotros tenemos que poner, como Bartimeo, nuestra confianza el Señor.
Es decir, no debemos conformarnos con pedir limosna, con ir tirando... no.
Tenemos que dar el salto y soltar el manto; es decir, tenemos que soltar
lastre, quitarnos de encima todo aquello que nos ata, para así acercarnos a
Jesús, que es el que auténticamente nos libera.
Bueno, pues hoy también el Señor Jesús nos llama a cada uno
de nosotros, y nos pregunta qué queremos que haga por nosotros. Hoy es un día
especial para pedirle que nos incorpore a su grupo de discípulos y a formar
parte de los misioneros que anuncian que Jesús sigue vivo hoy. Porque hoy,
domingo del DOMUND, no es solo un día para orar por aquellos misioneros que
sirven a los más pobres en los lugares de primera evangelización; sino también
para concienciarnos que todo nuestro mundo, nuestro país, nuestro mismo pueblo,
es tierra de evangelización, es tierra de misión. Por eso también nosotros
tenemos que llevar el DOMUND, la evangelización, a la vida de cada día, a
nuestros ámbitos de vida social, laboral, familiar...
Que la Virgen María, estrella de la nueva evangelización,
nos anime para que todos hablemos de Jesús, sin miedo, contemos lo que hemos
visto y oído y seamos testigos del amor de Dios para con todos.
Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.
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