La experiencia nos dice que prácticamente todos los
padres y los maestros aprenden que, para que los hijos o los alumnos capten que
se les está diciendo algo importante hay que repetirlo unas cuantas veces.
También debía saberlo Jesús, porque hoy repite el mensaje que ya oíamos el
domingo pasado, que el Hijo del hombre sería entregado, lo matarían y al tercer
día resucitaría.
Y como veíamos el domingo pasado, los discípulos no
lo entienden, con la diferencia de que, escarmentados al ver que Pedro se llevó
un buen rapapolvo por llevar la contraria a Jesús, no se atreven a preguntar y se ponen a hablar
de otras cosas, especialmente de quien era el más importante de todos, señal de
que todavía no se habían enterado de que iba la cosa. En cambio, Jesús, que sí que se da cuenta de
lo que pasa, es el primero en romper el hielo, y les pregunta: «¿De qué
discutíais por el camino?»; obteniendo el silencio como respuesta; lo cual
debió ser bastante decepcionante para Él; pues aquello demostraba que los
discípulos continuaban rigiéndose según los principios mundanos y discutían
sobre quién de ellos sería el más importante.
Pues bien,
ante esta situación, Jesús, como buen Maestro, pronuncia un mensaje
breve y categórico: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y
el servidor de todos». Y con, esto, ya está todo dicho.
Pero además, a esta frase lapidaria Jesús le añade
una imagen: hace venir a un niño, lo pone en medio de todos y se identifica con
él, diciendo: «El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí».
No era fácil ser un niño en tiempo de Jesús. Niños y niñas no contaban para
nada hasta que, a los doce o trece años eran admitidos a la comunidad de los
adultos.
Bueno, pues si acogemos la propuesta de
vida que nos hace el Evangelio, sabemos que no tendremos una tarea fácil; pero
como discípulos que somos, como Iglesia de Jesús, nos pondremos a la escucha e
iremos detrás de sus huellas para seguir recibiendo sus enseñanzas. Y así las
cosas cambiarán. Seguramente nos llevará toda una vida; pero seguramente será
una vida mejor para nosotros y para los que nos rodean.
Mn. Ramón Clavería Adiego,
Director espiritual de Abril Romero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, bienvenid@ a Abril Romero. Deje su mensaje o saludo.