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sábado, 27 de marzo de 2021

REFLEXIONES DE LA PALABRA (DIV). Domingo de Ramos en la Pasión del Señor

 


Con el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor comienza la Semana Santa, «la Gran Semana», centro del año cristiano. Aunque este domingo es un día que todavía pertenece a la Cuaresma, pues ésta concluye a primeras horas de la tarde del Jueves Santo, ya saboreamos el triunfo de la Pascua y la gloria del final.
Y si hay algo característico de este domingo son los ramos y las palmas que llevamos en las manos. Hoy hemos comenzado la celebración bendiciendo los ramos, recordando el júbilo de la entrada de Jesús en Jerusalén. Pero no podemos olvidar que llevar unos ramos o unas palmas hoy es signo del compromiso que hemos adquirido en día del Bautismo, que es el de ser mártires, es decir, testigos de Cristo, siguiendo sus huellas. Porque no podemos olvidar que el Jesús que entra en la ciudad santa es el Siervo pobre, manso y humilde, aclamado por los sencillos del pueblo con ramos y palmas en sus manos; y quien se entrega libremente a la vergüenza de la pasión y la cruz es la misma persona; pues el Señor que se adentra en Jerusalén para celebrar la Pascua con los suyos es aquel que nos entrega su vida en sacrificio como el verdadero cordero inmolado.
Por eso hoy hemos escuchado la Pasión del Señor, la cual muestra la realidad de las palabras de San Pablo a los Filipenses, pues Cristo se humilla a sí mismo para que todos nosotros seamos redimidos. Todo el relato de la Pasión nos revela hasta donde llega el amor de Dios por nosotros; lo importantes que somos para Él, pues Jesús, siendo Dios, se somete por nosotros incluso a la muerte; y una muerte de cruz. Por tanto, no tenemos que dejar que la cruz sea solo un signo externo. No. La cruz nos acerca al misterio de Dios. Nos identifica a los cristianos no solo como un signo externo, sino como la esencia de Dios. Y es que, como nos ha venido y viene enseñando el catecismo ya desde tiempo atrás, la señal de los cristianos es la señal de la Santa Cruz, porque en ella murió Jesucristo Nuestro Señor para redimir a toda la humanidad.
Experimentemos, durante estos días, el misterio de la cruz, el misterio de Dios que se hizo hombre para rescatarnos de modo que, al celebrar la Pascua, proclamemos que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre.

Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.

 
 

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