A un mes de la Romería que no existirá, le pedimos a la Virgen de la Cabeza que todo acabe ya. Un artículo de Jorge Cecilia.
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Procesión del Domingo de Romería 2019. Fotografía: Paco Pepe Villar. |
Hoy, 26 de marzo, nos encontramos
exactamente a un mes del Domingo de Romería, de aquel día que año tras año, se
convierte en un sueño hecho realidad, una promesa cumplida, un sentimiento y una
ilusión pasando por nuestros ojos, que no es otra que la Santísima Virgen de la
Cabeza paseando las calzadas y el poblado del Cerro de la Cabeza, en una mañana
radiante, de sol y primavera. Pero hoy, ponemos la vista a esas fechas de otro
modo, esperamos este abril con sabor amargo, ya que físicamente no podremos
pasear a la Reina de Sierra Morena por los adentros de su sierra, ni las
banderas tremolarán, ni romperán el viento en chicuelinas eternas, ni al cielo
levantaremos a la Madre de Dios entre vítores a la dueña de nuestro corazón, mientras
resplandece la plata impoluta de sus andas majestuosas.
El mundo, en esta Cuaresma, se
estremece mientras ve morir a cientos y miles de personas con algo que ni
siquiera percibimos visualmente. El mundo se detiene y nos damos cuenta de lo vulnerables
que somos los seres humanos, tan sólo nos queda mirar a los cielos y encontrar
entre las nubes negras, un rayo de sol, que deslumbre la cara morena del Hijo
de Dios, ese que la Virgen muestra en su mano izquierda. No teníamos ni idea
de que esto nos fuera a tocar y afectase nuestras vidas enteras, confinados en
casa, y con la vista puesta a la medalla de plata, donde está Ella, escoltando
nuestras cabeceras, protegiéndonos en noches tenebrosas, en donde sólo se escucha
el sonido de una sirena, que hace que nuestro cuerpo se remueva en un escalofrió,
pues quién sabe, si un hermano más se este muriendo por este maldito “bicho”.
Hoy, debería de quedar un mes exacto
para el día más grande del cristiano que se arrodilló en una noche agosteña
frente a la Virgen de la Cabeza. Hoy debería de quedar exactamente un mes para
que el sueño del romero entre flores de jara y matitas de romero se vea cumplido.
Hoy, debería de quedar tan sólo un mes para que la devoción de un país entero convertida
en Cofradías Filiales, se arrodille y explote de júbilo tras peregrinar a Andújar
en busca de la causa de nuestra alegría, de la salud del enfermo. Pero hoy,
sólo esperamos que el próximo año o en agosto, aquella bendita noche del 12 de
agosto, estemos todos, no falte nadie, que ni uno haya sido llamado aún por la
Madre, para vivir una Romería eterna en el cielo y que una vez más podamos
abrazarnos cuando la Reina de Sierra Morena cruce el arco o se recoja en el
Santuario.
María Santísima de la Cabeza, te
rogamos que hables con tu Niño, ese que nació para traer la paz al mundo y dile
que la humanidad, sin entender de religión, ni fronteras, se arrodilla a tus
plantas para pedirte clemencia, dile que el bien debe de ganar una vez más ante
el mal, que nos proteja a la humanidad y que acoja entre sus brazos las almas
de aquellos que has querido que se marchen a tu vera ya. Dile al Divino Niño que
le de fuerzas a los sanitarios que se juegan la vida cada vez que se acercan al
maldito virus que tiene nombre de corona. Dile que bendiga a cada
transportista, a cada comerciante, a cada agricultor, a cada persona que, con
valor, lucha para que esto acabe y más pronto que tarde nos abracemos con una
sonrisa victoriosa.
Madre de la Cabeza, tú que eres
mi madre en los cielos, tan sólo sueño con que un día abra los ojos y todo haya
acabado, que la salud reine en el mundo y que de esto hayamos aprendido que la
humanidad tenemos que valorar lo que tenemos y no explotar al mundo que sufre
con nuestra forma de vida. María de la Cabeza, muestra al Hijo de Dios a esta
tierra que desde sus balcones gritan, ¡VIVA LA VIRGEN DE LA CABEZA!
Artículo: Jorge Cecilia.
Fotografía: Paco Pepe Villar.
ABRIL ROMERO
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