Los cofrades
Ser miembro de una cofradía requería un compromiso personal elevado, recompensado por la asistencia social y espiritual que podría recibir en distintos momentos de la vida presente y futura; de ahí que estas estuvieran formadas por pocas personas llamadas hermanos o cofrades.
Sabemos que en el periodo 1782 y 1800, la cofradía de la Virgen de la Cabeza de Andújar contó un total de 152 miembros (Gómez Martínez, 1987; 189-197), de los cuales había varios foráneos. Concretamente en 1782 estaban inscritos 72 cofrades; causando baja un total de 17 por impago de la cuota anual, mientras que entre dicho año y el siguiente de 1783, ingresaron como hermanos 12 personas (Gómez Martínez, 1987; p.190). Estas cifras de cofrades son muy bajas si tenemos en cuenta que la ciudad contaba con 10.050 habitantes en 1794 (Pérez García, 2000; 9).
Las condiciones para ingresar en ella eran bastantes, desde tener que pagar una cuota de entrada y una anual a ser cristiano viejo; es decir, no tener mezcla de personas judías, árabes, etc. 7ª constitución: «Ygualmente Ordenamos, y establecemos, que en esta Santa / Hermandad se ha de poder recibir a todo genero / de gentes, que por notoriedad conste ser limpias de / la nota de Judio, Verberisco, Moro, Tornadizo, o / Converso, y que han de presentar memorial los / Pretendientes, decretandose por la Cofradia, o a / lo menos por sus oficiales para su admisión (…)». (A.H.N. Consejos, legajo 794; 41v.). Por tanto, para pasar a formar parte de la cofradía, el solicitante deberá esperar a que desde la misma hagan las pertinentes averiguaciones, para las cuales había nombradas dos personas, que requerirían a los párrocos del lugar de procedencia un informe, en el cual avalaban o no al pretendiente. En base a él la cofradía le aceptaría en su seno o rechazaría. Incluso si habiendo sido admitido se tenía posterior noticia de algún hecho contario a la Ley de Dios, podría ser dado de baja.
Algunas personas justificaban los motivos que les llevaba a solicitar ingresar en la cofradía: «Venerable y Respetable Hermandad de Ntra. Sra. de la Cabeza, Amador Fontiveros vecino de esta ciudad puesto a la disposición de tan Venerable Hermandad: Dize que haviendose hallado en el dia 27 de diziembre de 1796 hasta el dia 28 de dicho en la deesa de triana aislado con algunas mas de Quinientas cavezas de ganado lanar, solo pudo reservar dos obejas dos machos de cabrio y dos Perros pues estubo encima del Alto sentado dandole el Agua a los muslos, y abiendome ofresido a Ntra. Sra. su Magestad fue servida de socorrerlo; y pretendiendo ser Uno de sus cofrades para nombrarse fiel Esclavo de Ntra. Madre y Sra. de la Caveza rendidamente suplica a la referida Venerable Hermandad se dignen admitirle por uno de sus individuos a que siempre Vivira Agradecido, pidiendo al todo poderoso por la salud de todos los Hermanos, para Veneracion y culto de tan soberana Madre. Andujar 28 de diciembre de 1796» (Gómez Martínez, 1987; 190). Hay que significar que si el solicitante era menor de edad, requería la autorización paterna (Gómez Martínez, 1987; 191).
Vestiduras de los cofrades
Dentro de los cambios que se produjeron en la celebración de la romería y en la vida interna del funcionamiento de la cofradía, desde la aprobación de los nuevos estatutos, tenemos la desaparición del traje utilizado por los cofrades en la fiesta romera que será sustituido por una banda colocada al hombro cubriéndoles parte del pecho y la espalda. Bandas que ya eran utilizadas en siglos anteriores, concretamente por el hermano mayor y demás miembros directivos, mientras que los cofrades llevaban un roquete y se cubrían con una especie de toalla que anudaban en la nuca y dejaban caer por la espalda, según podemos contemplar en el cuadro existente en el Museo Mariano del Santuario de Ntra. Sra. de la Cabeza (AA. VV., 1997).
El primer acuerdo que toma el cabildo de 14 de julio, siguiendo la ordenanza 10, es suprimir las vestiduras blancas de los cofrades en la procesión de romería y sustituirlas por bandas: «Teniendo presente las palabras del Capitulo 10 de las / Ordenanzas, que se dice que los Hermanos vayan / vestidos en sus funciones publicas de vestiduras / blancas: acordo la cofradia, que en lugar de ellas/ los Hermanos o Cofrades lleven una divisa de / vanda: En esta forma: Los quince Consiliarios / o diputados, la han de llevar de color Rojo / con un lazo blanco en ella, y los demas Hermanos / una Banda blanca con lazo rojo (…)» (A. S. Cabildos. Libro 5/10, folio 1v.). En el anterior acuerdo hablan de quince diputados, cuando los estatutos decían que eran doce en su ordenanza 7ª, suprimida por la Chancillería. Esto también nos indica, que a pesar de su supresión, los mismos siguen presentes en la cofradía; de ahí las bandas rojas con lazo blanco. El motivo del cambio, según los estatutos, es por considerar que los roquetes ridiculizan los actos: «La Onze –en los nuevos estatutos se convierte en la diez– deve correr –se refiere a que es válida la ordenanza–, con calidad de que los / Hermanos, que lleven la Santa Ymagen en la / procesión, no usen de vestiduras blancas, y si de / las Comunes, y ordinarias a cada uno en su clase / pues lejos de excitar la devoción , Ridiculizan los / actos mas sagrados (…)» (A. H. N. Consejos, legajo 794; 51 r.). Pero en el referido cabildo de cofrades dan una explicación más amplia: «(…) Roquetes mui propios y Correspondientes a los / Ministros del altar; y que la ynocencia, y pureza / que se simboliza en dichas vestiduras blancas las / pueden llevar los Cofrades en sus devotos corazones / que es la que verdaderamente apeteze la Soberana / Reyna; lo qual visto y oydo por el Sr. Corregi/dor, y atendiendo a los justos motivos que se / exponian por la Cofradia, y las facultades / que se le confieren a su Señoria por el Real y / Supremo Consejo de Castilla, como consta / del Capitulo 23 de dichas Constituciones (…)» (A. S. Cabildos, libro 5/10, folio 1 v.).
Enrique Gómez
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