
Por otra parte, la parábola del rico Epulón y el pobre
Lázaro nos recuerda que, cuando nos entregamos plenamente a los bienes
materiales, nos cegamos para ayudar a los necesitados. Y así le va al rico
Epulón.
Pero el mensaje de la parábola va más allá, pues recuerda que, mientras estamos en este mundo,
debemos escuchar al Señor, que nos habla mediante las sagradas Escrituras –lo que
le dice Abrahán al rico, que sus hermanos tienen que escuchar a Moisés y a los
profetas-, y vivir según su voluntad –al estilo de Pablo, que nos insiste en
que practiquemos la justicia, la religión, el amor, la paciencia la
delicadeza... En que guardemos el Mandamiento de Dios-; si no, después de la
muerte, será demasiado tarde para enmendarse.
Por lo tanto, esta parábola nos dice dos cosas: la primera
es que Dios ama a los pobres y les levanta de su humillación; la segunda es que
nuestro destino eterno está condicionado por nuestra actitud, y que nos
corresponde a nosotros seguir el camino que Dios nos ha mostrado para llegar a
la vida eterna, y este camino es el amor; un amor no entendido como
sentimiento, sino como servicio a los demás. Y la oportunidad la tenemos
siempre a nuestro alcance, pues todos tenemos algo que compartir, y siempre
tenemos al lado personas que tiene menos que nosotros; y no solo en el terreno
económico; sino también en el afectivo, el cultural, o el religioso...
Así pues, es necesario escuchar la Palabra de Dios, que es
el instrumento del cual Dios se sirve para avisarnos a todos acerca de nuestro
futuro y de la orientación que debemos de dar a nuestra vida presente. Pero
también, y hay que decirlo, es lamentable comprobar la frialdad del hombre
egoísta, que no quiere creer ni aunque vea milagros. De hecho, Jesucristo ha
resucitado, y muchos se niegan a aceptarlo.
Que la Virgen María nos ayude, pues, a no cerrarnos a los
que tenemos a nuestro lado necesitados de bienes materiales, afecto, amistad,
compresión y palabras de aliento; y a que seamos capaces de cambiar de actitud
sobre la riqueza. Porque los bienes materiales, no nos los llevaremos a la
tumba; pero el bien que hayamos hecho a los demás, valdrá mucho ante los ojos
de Dios.
Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Canal Romero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola, bienvenid@ a Abril Romero. Deje su mensaje o saludo.