Canal Romero decidió contar con Alba González Díaz
para pregonar e invitar a todos los devotos que nos leen desde
cualquier lugar del mundo a venir a nuestra centenaria Romería, y así,
aprender de ella devociones sin fin que lleva encima a pesar de su
temprana edad, pues, desde la cuna ya era romera, peregrina y cofrade.
Para ello, contamos con la presentación de la pregonera de manos de otro
gran artista y devoto de la Virgen de la Cabeza como es el compositor y
cantante de sevillanas, Pedro José López.
PRESENTACIÓN DE LA PREGONERA
Alba González Díaz nació un 11 de marzo de 1991. Realizó sus estudios de primaria y secundaria en el Colegio de La Salle, pasando posteriormente a las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia (SAFA) para realizar los estudios de Bachillerato en la rama de ciencias de la Salud y dada su gran afición por los animales, sus estudios universitarios se decantaron por ahí y se graduó en Biología por la Universidad de Jaén.
Cofrade
de la Real e Ilustre Cofradía Matriz de la Stma. Virgen de la Cabeza desde el
año 1995. Y peñista, de Rincón del Arte y de los Peregrinos desde que nació.
Entró
a formar parte del grupo de Jóvenes Cofrades en el año 2000 y del Coro de la
Cofradía que se formó aproximadamente 2 años después.
Ha
sido Abanderada desde el año 2003-2004 y Fiscal desde el año 2008 (tanto como
fiscal de tramo, de enlace, fiscal de andas, fiscal de gobierno).
Vocal
de juventud de la Peña Romera Rincón del Arte, organizando diversas actividades
para los más pequeños y en diversas actividades muy diferenciadas para los más
jóvenes de su “rincón”.
En
2014 escribió un artículo para el boletín de la Cofradía de la Virgen de la
Cabeza de La Carolina con motivo de su X aniversario.
Representó
al Coro de la Cofradía, recogiendo el premio que el diario Jaén dio a los
jóvenes colectivos pertenecientes a la Cofradía, en octubre de 2014.
Romera
del año en varias ocasiones con diversos colectivos,
Coro de la Cofradía, Peña Romera
Rincón del arte, Abanderados y Cofradía Matriz.
Pero dejando
atrás las presentaciones formales a las que todos nos debemos y que son
necesarias hacer, quiero romper este protocolo para decir que vais a leer a
Alba en estado puro. Sus inquietudes y anhelos, en mayor parte heredadas de su
padre José María que en gloria esté junto a Ella, serán compartidos con todos
nosotros a través de estas líneas sin tener ni un ápice de duda de que está en
su verbo y corazón Nuestra Sra. de la Cabeza. Ella es su referente fervoroso y
su pasión compartida, consecuencia de ese amor incondicional que derrama hacia
su Virgen y hacia su Cofradía de Andújar. La Cofradía Matriz que tanto ama y
defiende.
¿Y
cantando?, eso es “pa” verla señores. El torrente de voz pura y esos quiebros
de garganta hacen que de su pecho nazcan verdaderas oraciones a Nuestra Madre.
No hay toná que se le resista, no hay copla que se le olvide. Una enciclopedia
de cantares que va aumentando su contenido con el paso de los años. Y
letrista…que algunas sevillanas ha escrito y hay una que a mí me me tiene
“encandilao” y que prometí musitar y lo haré… para esta romería le prometo que
la cantaremos en el camino. Y así dice la primera de las cuatro estrofas que es
un preludio a lo que viene a contarnos después:
“Busco a mi gente de Andújar,
¿dónde la puedo encontrar?
En un vuelo de sombreros
junto a el Guión echa a andar
al son de las campanillas…
esto si que es hermandad.
Soniquete de estadales
y de lágrimas “saltás”
viendo a su Virgen Morena
por veredas caminar.
¿dónde la puedo encontrar?
En un vuelo de sombreros
junto a el Guión echa a andar
al son de las campanillas…
esto si que es hermandad.
Soniquete de estadales
y de lágrimas “saltás”
viendo a su Virgen Morena
por veredas caminar.
Por veredas caminar
tanta fe y tanto arte
hoy no lo tiene cualquiera
yo hice un camino con ellos
y aquí estaré hasta que muera.”
Y así queda lo
dicho… más de Andújar que la Torre San Miguel, más de su Cofradía que la
medalla y mejor persona no se puede ser.
Y así es Alba brindando al Cielo con sus cantes y plegarias. Aquella niña que
había que apartar para poder llevar a bandera, aquella niña que canturreaba un
poquillo, aquella niña hoy es una mujer que es pregonera y así lo vais a ver.
Tuya la palabra amiga Alba,
campanilla que susurra palabras de fe morena.
Tu amigo que te quiere Pedro J.
López
PREGÓN DE LA ROMERÍA 2015 EN CANAL ROMERO
Alba González Díaz
Despertar y asomarte al balcón, para
contemplar esa primera nube en el cielo bordada por un cohete abrileño.
Escuchar un tamborilero en la lejanía, que
poco a poco se va acercando por la querencia a una ermita impaciente por volver
a verlo pregonar a sus puertas.
En el cabecero de la cama, rebuscar entre
millones de estadales un atisbo de azul matriz y blanco plasmado en un cordón
ya viejo impregnado de la esencia del camino viejo, y por el cual han pasado
miles de vivencias únicas para cada uno de nosotros.
Salir a la calle queriéndonos guiar por un
sonido de una “Morenita” lejana, un “Aires de Romería” proveniente de Maestro
Amador, que se pierde entre las calles bañándolas poco a poco de esa melodía
tan conciliadora.
Asomar entre una esquina tras otra, de la
mano de un padre impaciente, buscando ese revuelo de colores, esos paños
benditos que proclamarán que el momento junto a nuestra madre, el más
importante para sus cofrades está cerca.
Hasta que por fin, a lo lejos, ya se ven.
Portadas por sus abanderados como si tuvieran vida propia, esas banderas de la
Cofradía Matriz, y hasta parece que sus colores son más fuertes en este mes de
abril, donde todo se convierte en un sueño hecho realidad.
Aquí es donde comienza todo. Este es el
principio de todo cofrade. Aquel día donde se reparte el primer estadal. Aquel
día donde la felicidad nos invade. El comienzo de nuestra romería.
Este es el resumen de mis inicios, de una
romería vista desde los ojos de una niña. Aquellos recuerdos que nunca se me
olvidan y que hacen del mes de abril algo tan especial.
Siempre he podido moverme entre paños de
banderas, agarrada de la mano de mi padre, y poco a poco aprendiendo a beber de
las muchas enseñanzas que me ha podido dejar. Su dedicación, ahora se ha
convertido en la mía, y creedme cuando os digo, que no cambiaría nada del mundo
por cada minuto que paso al lado de mi cofradía, al lado de nuestra Madre.
Cada domingo de banderas, ha sido distinto
del anterior y poco a poco el sentimiento por nuestra Morenita va creciendo sin
llegar a tener límite. Cada detalle por pequeño que sea, hace que se te nublen
los ojos, viendo la fe que desprende la gente cuando las banderas pasan por su
lado. Desde el niño con una carita de ilusión y su medalla azul y blanca
colgada por primera vez de su cuello todavía tan pulcra y limpia como su alma
tan jovencita, hasta la abuela que saca fuerzas para asomarse al balcón y besar
los corbatines de las banderas, dándote las gracias y mirándote como si le
hubieras comprado un palacio. Estas son las cosas que te llenan de verdad, y
que te animan a seguir luchando por engrandecer a nuestra madre día tras día,
año tras año.
Poder repartir cantares de romería junto
al coro de la cofradía al paso de las banderas, nos llena de júbilo, de
alegría, y la sonrisa se apodera de nuestra cara sin darnos ni cuenta, viendo
cómo hemos crecido, cómo poco a poco hemos conseguido que un domingo de
banderas no sea una mera rutina, sino un día maravilloso, donde el sol ilumina
cada uno de los rincones de nuestra Andújar, y donde las banderas van dando
pinceladas a las calles con sus colores, al igual que la primavera que nos trae
esos primeros azahares que emblanquecen los naranjos y finalmente a un pueblo
entero.
Nuestros cetros, adornados de flores por
esos fiscales incansables, pasean de la mano de un hermano mayor que proclama
tu romería, al grito de Viva la Virgen de la Cabeza, y han llegado a los
rincones más escondidos para impregnarse de fe, y a la vez, llevar la fe a
aquellos que la han perdido en algún momento de sus vidas. Algunas veces me
gustaría que pudieran hablarnos para contarnos qué les han dicho cuando los han
besado, y qué han sentido rodeados de gente que desprende ese amor tan
incondicional hacia nuestra Madre, la Virgen de la Cabeza.
Dicen que mayo es el mes de las flores. Yo
personalmente me quedo con el mes de abril. En concreto con el jueves de romería,
donde esos ramos y ramilletes, inundan las calles de Andújar para ser llevados
hasta Ella. Donde las andas pisan la calle por primera vez en el año andando
entre su gente, y pasando por lugares donde se te encoge en corazón como es la
residencia San Juan de Dios, donde ves a los abuelitos sentados en sus sillas
con las flores entre sus manos, llorando y aplaudiendo tremendamente emocionados.
Es un honor poder llevarle flores a la
Virgen, pero también es un honor poder estar trabajando y colocando con mimo
cada uno de esos ramos que te han entregado para ella. Es algo emocionante. Y
los niños…. Esos niños tan pequeños, algunos con meses, cuyos padres te regalan
su confianza ofreciéndolos a tus brazos para acercarlos hasta la Morenita. Para
que ella los guarde y los proteja siempre bajo su manto. Son detalles, que te
llenan el alma y te encogen el corazón.
La cofradía Matriz como madre que es,
acoge a cada uno de sus cofrades, y por supuesto a sus cofradías filiales. El
viernes de romería es su día, el día en el que se presentan ante un pueblo
entero, Andújar, y ante su cofradía Matriz. Son momentos de reencuentro, donde
vuelves a abrazarte con personas que conociste esos sábados o domingos de
procesiones, en la fiesta grande cada uno de “los pueblos” como cariñosamente
los llamamos, y con las que tienes esa complicidad sin apenas conocerte, todo
por un amor en común que nos une, y por un fin común. Ella.
Y sin apenas haber podido conciliar el
sueño, amanece un sábado de romería donde nos espera un camino viejo bañado de
ilusiones, sueños y esperanzas. En este día, se nos antoja que los cohetes
suenan más fuerte, y que no puede haber día más bello que el que ha amanecido.
Ya con las gargantas algo roncas, rezas
cantando la misa de romeros con el cuello adornado de estadales, y el cordón
azul y blanco del que cuelgan esas rocallas de plata benditas ya envejecidas
por el tiempo y adornando su imagen.
Y de repente unas campanillas, en concreto
doce, vuelven a sonar por fin portadas por un cofrade que las agita con júbilo,
llamando a la Cofradía Matriz a su camino viejo, y gritando entre tintineos tan
inconfundibles de ese guion de camino que ha llegado el día, el día en el que
nos encontraremos con Ella, con nuestra Madre la Virgen de la Cabeza. Doce
campanillas que nos guían, y que son seña de identidad de nuestra Cofradía
Matriz, seña de cada uno de nosotros. Campanillas que nos recuerdan y que nos
dejarán esas memorias de hermandad, memorias de innumerables caminos, vividas a
lo largo de los años y por los siglos de los siglos.
Desde la ermita hasta el Santuario, cada
pará’ del camino nos llama para que cantemos a su vera. La jara, el tomillo y
el romero, piden ser partícipes de este camino viejo posándose en cada uno de
nuestros sombreros y medallas en forma de ramilletes.
San Ginés, como pareciendo cobrar vida
propia nos pide una plegaria, una salve que será la primera del camino, rezada
por tus cofrades compartiendo corazones y donde poco a poco nos vamos sintiendo
cada vez más cerca de nuestra Morena.
El sol reluce como nunca, apretando con
fuerza para adornar los caminos, y los romeros buscamos una nube o cualquier
chaparro que nos sirva de cobijo, mientras nos refrescamos entre amigos y buena
gente y así poder descansar cuando llegamos al lugar nuevo. Alguna siestecilla
que otra invade a más de uno, y nos rendimos al sueño hasta que llega la hora
de partir con el atardecer.
Los caracolillos, con tantas vivencias
labradas en esas rocas centenarias por pisadas de caballos, mulos y peregrinos
nos llevan por pasajes recónditos hasta lugares como el pino de las tres patas
o la pará’ del cante, bautizada así por un grupo de cofrades donde se han
vivido momentos de hermandad que no se pueden explicar con palabras. Donde una
sevillana se engancha con otra y donde el sentimiento de Matriz se consolida
tanto para algunas personas hasta tal punto que será difícil de borrarlo de sus
memorias y sus corazones. Donde queremos detener el tiempo para que siempre
fuera abril, y sin poderlo remediar poco a poco se nos va escapando de entre
las manos. Donde todo cobra sentido, donde comienza la puerta del cielo.
La puerta del cielo, sus ojos. Su mirada.
Nunca se puede olvidar cómo te mira una Madre que te quiere y que está
orgullosa de sus hijos.
Impaciente, y cubiertos por una noche
estrellada, la Cofradía Matriz sube por las calzadas. Nos fallan las fuerzas
pero la fe es más grande que todo eso, y no nos pesan las banderas, no nos
pesan los pies, no nos duelen las gargantas, sino todo lo contrario, puede ser
un camino largo y tortuoso, pero siempre tenemos fuerzas para llegar y
encontrarnos con Ella, que nos está esperando.
Comiditos de polvo de los pies a la cabeza
y con las gargantas ya totalmente rotas del camino, ya cansadas y casi sin
fuerza, una guitarra entona un “Por los siglos de los siglos” un “Andújar y su
morena” y tu pueblo te canta, te llora, te da las gracias, por poder compartir
otro momento más de hermandad a tu lado, por habernos ayudado a seguir
adelante, por infinitas cosas…. En definitiva, Andújar te da las gracias por
poder estar a tu lado un año más.
Esta noche, es la noche en la que tu
divino hijo corretea feliz entre tu manto, ese manto formado por las estrellas
del firmamento, agitándolas y encendiendo cada una de ellas como promesas que
quedan en cada una de las velas que arrojamos al fuego en esa gran candela
bendita el sábado por la noche. Como cada vela que se enciende en la noche del
rosario en la plaza, cuando todo está en silencio, y tus cofradías te rezan.
Una noche en la que es imposible concebir el sueño, sabiendo que al día
siguiente saldrás entre tus hijos.
Y verte entre Andújar. Verte caminar entre
tus cofrades, ver cómo vas derramando ese amor tan grande que nos tienes. Ver
cómo ese niño tan lindo e inocente que tienes entre los brazos nos bendice con
su mirada. Verte…. Aquí es donde culmina todo. Esta es la puerta del cielo.
Como Reina que eres, entre petaladas y
bañadita de oro te mecen, siempre preciosa con cualquier color que te cubra, sea
rojo, azul o verde. Tu hijo queriendo que los niños se acerquen a él para
jugar, y a ti para cubrirte de besos inocentes. Paseando entre carretas, entre
tintineos de campanas de barro azules y blancas, entre tu gente de Andújar, tu
coro, tu hermandad, tu casa de cofradías. Y es donde el tiempo parece
detenerse. Donde cada alma se fusiona contigo, y te llevas un pedacito de
nosotros contigo. Donde nos das fuerza, donde todo nos sobra menos esa luz tan
pura que desprenden tus ojos, una mirada tierna llena de amor sin igual. Donde
nos das esperanza…. Esperanza que camina.
Caminas hasta llegar de a tu altar donde todo
acaba, y de nuevo comienza la cuenta atrás. Trescientos sesenta cinco días para
volver a verte de nuevo en la calle. La tarde del domingo no es la misma, la vuelta
del lunes no es la misma y en definitiva, nada es lo mismo. Llegó el momento de
la despedida y en apenas un suspiro tu
romería ha culminado. Ha llegado la hora.
¿Pero qué sería del lunes sin una gran
despedida? ¿Qué seríamos sin la esperanza de volver a verte el año que viene
caminando entre tu pueblo? ¿Sin las fuerzas que nos has dado para seguir
haciendo hermandad?
Hermandad,
donde finalmente nos llenas, nos acercas a tí y nos reconcilias, y, como madre
buena que eres, vuelves a hacernos tus hijos una vez más.
Viva la Virgen de la Cabeza
Viva su Cofradía Matriz
Vivan sus cofrades
Viva el pueblo de Andújar
Con cariño para mi ángel y
mi guía y siempre tu eterno presidente. Mi papá.
Presenta a la pregonera: Pedro José López
Pregonera: Alba González Díaz
Pregonera: Alba González Díaz
CANAL ROMERO
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