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viernes, 14 de julio de 2023

REFLEXIONES DE LA PALABRA (DCVIII). Domingo XV del Tiempo Ordinario

 

 
La pregunta que nos tenemos que hacer hoy todos y cada uno de nosotros es ¿qué tipo de tierra soy? O dicho de otro modo: ¿Escucho verdaderamente lo que me dice Jesucristo?

Mirad, corremos el riesgo de quedarnos con lo que nos gusta de la Palabra de Dios, y dejar de lado u olvidarnos totalmente de cuando esta Palabra nos marca alguna exigencia.

Y la Palabra de Dios tiene nombre: Jesucristo. Jesucristo es la Palabra de Dios por excelencia. Él es esa Palabra que sale de la boca de Dios de la que nos habla el profeta Isaías en la primera lectura, una palabra que cumple sus deseos.

Ahora bien... ¿Qué tipo de tierra somos cada uno de nosotros? Porque, Jesucristo nos acaba de hablar en la proclamación de la Palabra. Así nos lo enseña desde antiguo la doctrina cristiana, que afirma claramente que Jesucristo está presente en la palabra que se proclama en la celebración de la Eucaristía. ¿Escuchamos su palabra o nos limitamos a oírla?¿Dejamos que penetre en nuestro corazón, o por el contrario, en cuanto salimos por la puerta de la iglesia al acabar la Misa ya ni nos acordamos de lo que dicen las lecturas que se han proclamado en la celebración?

Por eso tenemos que ser sinceros con nosotros mismos, y pedir a Dios que cuide de la tierra de nuestro corazón, que la riegue y la enriquezca sin medida. Tenemos que pedirle que sepamos escuchar su palabra:¡Señor, enséñame a escucharte!¡Ayúdame a escucharte! Que bonito sería que cada vez que venimos a Misa nos quedásemos aunque solo fuera con un versículo de la Escritura que escuchamos, y lo fuéramos repitiendo en nuestro interior a lo largo del día, rumiándolo, dejando que el Señor riegue los surcos de nuestro corazón.

Ojalá el escuchar este texto del evangelio nos ayude a todos y a cada uno de nosotros a poner más atención en la escucha de la Palabra de Dios, y así poder ir viviendo el mensaje evangélico mientras caminamos y esperamos la manifestación gloriosa de Jesucristo.

Pidámosle a la Virgen María -hoy es el día de la Virgen del Carmen-, que dejemos que la Palabra de Dios cale, gota a gota, en nuestra vida, de forma que el mensaje salvador de Jesucristo nos empape totalmente, y todos y cada uno de nosotros, sin excepción, demos frutos de santidad.

Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.

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