 Durante tres domingos, estamos escuchando las parábolas que el
Evangelio de Mateo nos presenta en el capítulo 13. Las parábolas son un medio
para revelar el plan de Dios. Por esto, la mayoría empiezan diciendo: «El Reino
de los Cielos se parece a ...». , en concreto nos dice que se parece a una
perla de gran valor o a un tesoro, ante las cuales sacrificamos todo con tal de
obtenerlos y hacernos con ellos.
Durante tres domingos, estamos escuchando las parábolas que el
Evangelio de Mateo nos presenta en el capítulo 13. Las parábolas son un medio
para revelar el plan de Dios. Por esto, la mayoría empiezan diciendo: «El Reino
de los Cielos se parece a ...». , en concreto nos dice que se parece a una
perla de gran valor o a un tesoro, ante las cuales sacrificamos todo con tal de
obtenerlos y hacernos con ellos.
Por eso, el mensaje principal del Evangelio de hoy, con las
parábolas del tesoro y perla, nos enseña que, por conseguir el reino de los
cielos, vale la pena renunciar a todo, no anteponiendo nada a Jesucristo.
Y es que muchas veces nos quedamos en los oropeles... Si
alcanzamos dinero, poder, confort de vida, salud... pero no descubrimos a
Jesucristo en nuestra vida, nos quedaremos con las baratijas, prefiriendo la
bisutería de las tiendas de los chinos a las verdaderas joyas, y habremos
optado por la purpurina en lugar de por el oro bueno.
Mirad; en el mundo actual, hay muchos charlatanes de feria
que tratan de confundirnos, ofreciéndonos como la panacea para ser felices lo
que es material de segunda mano y estropeado. Nos bastaría con recordar algunos
nombres con mucho dinero, pero mal ganado y en la cárcel; o muy famosos, pero
hundidos en el vicio y con su familia destrozada, o tan egoístas que son
incapaces de querer a alguien que no sea a si mismo, o con mucho éxito, pero
quitándose la vida cuando lo pierden, porque están vacíos... Por eso que
nosotros haremos bien en pedir a Dios que nos conceda la auténtica sabiduría,
como vemos en la primera lectura que hizo el Rey Salomón, para saber descubrir
cual es la voluntad de Dios. Y es que, tengámoslo presente, no da igual que rechazar
el Reino de Dios, ¿eh?, no vale lo mismo seguir a Jesús que darle la espalda.
Estamos frente a una enseñanza ante la cual no podemos encogernos de hombros o
pensar que no va con nosotros. Porque sí que va. Y mucho. Pues nos concierne
tanto que en ellos nos va toda la eternidad. Por eso, la enseñanza de evangelio
de hoy es una llamada a la responsabilidad, pues el tesoro y la perla de
nuestra vida tiene tanto valor y trascendencia, que Jesús mismo no dudó en
hacerse hombre y morir en una cruz para asegurarnos su elección ahora y su
posesión por toda la eternidad.
Pidámosle, pues, a santa María, que los que nos decimos
discípulos y seguidores de Jesús sepamos estar vigilantes para descubrir los
verdaderos valores del reino que Él nos anuncia, y a optar decididamente por
ellos.
Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.
 
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