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sábado, 13 de julio de 2019

REFLEXIONES DE LA PALABRA (CD). Domingo XVI del Tiempo Ordinario



Las lecturas de hoy nos hablan de hospitalidad, de acogida; de cómo Dios visitó un día a Abrahán en Mambré y a Lázaro, Marta y María.
Pues mirad. En cada celebración de la Eucaristía Dios visita a su pueblo, nos visita a todos y a cada uno de nosotros. Por eso que conviene que estemos muy atentos para ser capaces de hospedarlo dignamente.
Y para ello, la liturgia de la palabra de hoy nos deja ver que la mejor forma de acoger a Dios es escuchar a Jesús..., escuchar la palabra de Dios... como nos muestra el evangelio que hacía María, a los pies de Jesús. No en balde Jesús dijo que María había elegido la mejor parte.
Pero que escuchar la palabra de Dios sea la mejor parte, no quiere decir, ni mucho menos vale para justificar que nos quedemos de brazos cruzados en la vida. A lo mejor a nosotros nos pasa como a Marta, la hermana de María, que estemos ocupados en muchas cosas de la vida, absortos en mil y una ocupaciones y actividades, y nos olvidemos de escuchar la palabra de Dios... Y eso nos puede pasar a cualquiera. De hecho, también pasa en la Iglesia, que nos empeñamos y obsesionamos con hacer, hacer y hacer... y no rezamos.
¿Y por qué es tan importante escuchar lo que Dios nos dice? Pues porque Dios, por medio de su palabra, nos revela el camino que nos conduce a la vida para siempre.
Por eso hoy puede ser un buen día para preguntarnos si realmente escuchamos nosotros la palabra de Dios, su mensaje de salvación... A ver... Dejad que os pregunte: ¿Cuándo venimos a Misa cada domingo, atendemos lo que nos dice la palabra de Dios, o estamos saliendo por la puerta de la iglesia y ya ni nos acordamos de que han ido las lecturas que hemos proclamado? Tened en cuenta una cosa muy importante: y es que no basta con venir a Misa y estar presentes, que hay que hacerlo; sino que se nos pide escuchar –no oír..., eh..., escuchar...- lo que Dios nos dice, porque es muy importante para saber elegir en nuestra vida de cada día el mejor camino a seguir.
Vamos a pedirle, pues, a la Virgen María, que en nuestra vida estén siempre unidas la oración y la acción, para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, seamos capaces de llevar a cabo lo que Dios espera de todos y de cada uno de nosotros.

Y, como decimos los aragoneses, entre pitos y flautas, paso a paso, esta sección acaba de llegar a su número 400. Parece que no, pero ya son unas cuantas reflexiones sobre las lecturas de los domingos y fiestas. Espero que, tanto a los devotos de la Virgen de la Cabeza como a aquellos que entran en esta página buscando algún comentario a las lecturas bíblicas, les sea de provecho, y que a todos nos animen a la participación en la Eucaristía de cada domingo allí donde nos encontremos.

Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Canal Romero.

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