“Algunos criterios a tener en cuenta en el camino de normalización de la Cofradía Matriz de la Santísima Virgen de la Cabeza de Andújar”
Queridos diocesanos, hermanos y hermanas de la Cofradía Matriz de la Santísima Virgen de la Cabeza:
1. Transcurrido ya un tiempo prudencial, suficiente a mi juicio para corregir y sanar los problemas que dieron lugar a la intervención de la Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza de Andújar, me propongo convocar de nuevo elecciones a la Presidencia de esta venerable institución. Ante todo, quiero dejar constancia de que considero oportunas y convenientes las decisiones de mi antecesor, Mons. Don Ramón del Hoyo, en vistas de los hechos que dieron lugar a su medida. No obstante, conocido ya por mi parte todo lo sucedido y hecho el oportuno discernimiento, es mi deseo que todo vuelva a una situación de normalidad en esta institución que, por ser la matriz, tiene un papel tan importante en la devoción y el culto a la veneradísima imagen de la Santísima Virgen de la Cabeza, Patrona de nuestra Diócesis de Jaén.
2. Mi primera decisión es agradecer de corazón la generosidad de la Comisión Gestora, en el conjunto de sus miembros y, en especial, en la persona del Comisario Don Ramón Colodrero Saperas; todos han servido a la Iglesia con esmero, dedicación y cariño en la encomienda que durante este periodo se les ha confiado. Y tras este obligado y totalmente justo reconocimiento a quienes aceptaron por amor a la Virgen esta responsabilidad, de cara al futuro quiero exponer unas consideraciones, que espero y deseo que les sirvan de ayuda en especial a quienes estén dispuestos a aceptar la presidencia y el servicio en la Cofradía Matriz de Andújar.
3. En este momento, que considero de especial importancia, y del que espero que sea el de una renovación espiritual de esta bendita devoción a la Virgen María, me propongo abriros el corazón para que conozcáis mi pensamiento y mis sentimientos en este importante asunto, que es común a todos los diocesanos, pero que afecta de un modo especial a los católicos de la ciudad de Andújar. Con mis palabras quiero deciros a todos, y en especial a quienes se postulen para servir a la devoción a la Virgen de la Cabeza, en su Cofradía Matriz, que lo que el Obispo, Pastor de la Diócesis, busca es que se fomente el amor a la Virgen Santísima, que nos ha de llevar al amor de su Hijo Jesucristo. Por eso, lo que el Obispo desea de las cofradías es una fe sólida, que se traduzca en una vida cristiana comprometida en la Iglesia y en la sociedad, y que esté siempre al servicio del anuncio del Evangelio y muy atenta a las necesidades de los más pobres.
4. Sólo a partir de ese criterio básico se puede y se debe participar en la misión de servir al culto de la Santísima Virgen. Sin él, se corre el peligro de que aparezcan otros intereses que son incompatibles con el amor a esta bendita advocación, venerada desde siglos como patrimonio de la fe del pueblo cristiano, y en especial en la Iglesia del Señor que camina en la Diócesis de Jaén. Me vais a permitir que os diga que discutir y enfrentarse por las cosas que causaron los problemas que nos llevaron a la actual situación y que provocaron las decisiones que ahora queremos superar, es empequeñecer la grandeza de la Madre de Andújar, de la Diócesis, de tantos otros lugares y de multitud de devotos del mundo entero. La Virgen no es de quien esté más cerca o más lejos, sino de quien más la ame y la sirva en su misión espiritual entre nosotros.
5. Eso no significa, sin embargo, que no haya que regular la devoción y el culto a través de las cofradías; éstas siempre serán necesarias y pertenecen al patrimonio pastoral y canónico de la Iglesia en la parte más pública de la piedad popular de los fieles. Pero las cofradías han de saber estar en el clima y ámbito de la Iglesia, que es donde se encuentra su legitimidad para realizar la misión que tienen encomendada: servir a la Virgen para que cumpla la tarea que su Hijo le encomendó al enviarla a ese Cabezo bendito de Sierra Morena, desde donde Ella tiende su mirada en favor de todos; porque la Virgen de la Cabeza es para todos y, a quienes le sirvan, les envía a acoger a todos cuantos la busquen como Protectora e Intercesora.
5. Eso no significa, sin embargo, que no haya que regular la devoción y el culto a través de las cofradías; éstas siempre serán necesarias y pertenecen al patrimonio pastoral y canónico de la Iglesia en la parte más pública de la piedad popular de los fieles. Pero las cofradías han de saber estar en el clima y ámbito de la Iglesia, que es donde se encuentra su legitimidad para realizar la misión que tienen encomendada: servir a la Virgen para que cumpla la tarea que su Hijo le encomendó al enviarla a ese Cabezo bendito de Sierra Morena, desde donde Ella tiende su mirada en favor de todos; porque la Virgen de la Cabeza es para todos y, a quienes le sirvan, les envía a acoger a todos cuantos la busquen como Protectora e Intercesora.
6. Es por eso que os pido, de cara a dar pasos hacia la normalización y, por tanto, hacia la superación de la situación precedente, que todos nos orientemos hacia el mejor modo de caminar juntos y filialmente hermanados en la devoción a la Virgen de la Cabeza y, como consecuencia, que cada cual ofrezca lo mejor de sí mismo en este servicio que sólo le pertenece al que está dispuesto a sumar y no a dividir. De ahí que recomiende que se superen viejas reclamaciones; esas que a veces hacemos por olvidar que la Virgen es patrimonio del amor de Dios Padre, que nos la dio para que podamos conocer mejor el corazón de Jesucristo, su Hijo Amado.
7. Os recuerdo también, y con especial cariño y respeto, que la Virgen de la Cabeza es única, y que no se debe comparar a ninguna otra devoción; por eso lo que hemos de buscar para Ella es que sea lo que siempre ha sido en la antigua y dilatada historia de su presencia entre nosotros, que tanto nos enorgullece. Es maravilloso que se la quiera en tantos lugares de la geografía andaluza, española y universal; y a todos nos hace felices que los más cercanos, los devotos de Andújar, la veneren con entusiasmo; pero nunca olvidemos que la Virgen de la Cabeza es un tesoro de la Iglesia, que por tres veces ha recibido la coronación pontificia, que es Rosa de Oro para la Santa Sede y una joya para la fe del pueblo de Dios que camina unido en la Iglesia diocesana de Jaén.
8. Pues bien, tras estas observaciones, ante la próxima elección de Presidente de la Cofradía y Junta de Gobierno, os propongo algunas exigencias que, a mi entender, deberían ser tenidas en cuenta y asumidas para el buen servicio que se les va a encomendar a quienes sean elegidos.
• Estar dispuestos a servir con una total disponibilidad a la devoción y veneración de la Santísima Virgen de la Cabeza, en todo aquello que le corresponda hacer específicamente según las normas de la Cofradía. Para ello se han de regir fielmente por los Estatutos aprobados por el Obispo diocesano.
• Saber reconocer con naturalidad y sentido eclesial que la Cofradía es una asociación pública de fieles en la Iglesia diocesana de Jaén, que es su seno y, por tanto, su único y exclusivo ámbito de actuación.
• Tener clara conciencia de que la Santísima Virgen de la Cabeza es un don de Dios y, por tanto, todo lo que se refiere a Ella hay que situarlo en el ámbito de la fe de la Iglesia Católica, de su doctrina moral y de su legislación canónica.
• Estar de acuerdo en que lo que le corresponda realizar a la Cofradía, en lo que se refiere al culto a la Bendita Imagen de la Santísima Virgen de la Cabeza, se ha de coordinar, bajo las orientaciones del Pastor diocesano, con la misión de la comunidad de los Padres Trinitarios, que tienen encomendada la custodia del Santuario y el servicio pastoral a la parroquia, que en el Santuario tiene su sede.
• Asumir con sentido de responsabilidad la relación histórica y territorial de la devoción a la Santísima Virgen de la Cabeza con las comunidades cristianas de Andújar. Eso ha de significar, para quien asuma la Presidencia, que en su actuar ha de dar un testimonio claro de sentido de pertenencia a la Iglesia, especialmente por la ejemplaridad de fe en Jesucristo y de amor a la Virgen.
• Practicar, en todo momento, como Cofradía matriz, la fraternidad con todas las Cofradías y con otras instituciones relacionadas con la devoción a la Santísima Virgen de la Cabeza, repartidas por tantos y tan diversos lugares en los que se venera con especial cariño esta bendita imagen.
• Tener en cuenta que un Santuario es mucho más que un edificio: es un lugar de peregrinación, al que se acude a vivir una experiencia de fe por el encuentro con la Santísima Virgen. Por eso, la responsabilidad de las Cofradías, siendo importante, es sólo una parte del servicio espiritual y pastoral en el Santuario, que no es otro que acoger a los peregrinos y ofrecerle el mejor modo de expresar lo que llevan en su corazón devoto y cristiano.
• Respetar el “statu quo” que en este momento tiene el Santuario de la Virgen de la Cabeza, con el que no se encuentra ninguna dificultad, por parte de quien ostenta la titularidad del mismo, para que se pueda cumplir con la misión singular que todos tenemos en él de promover la devoción y el culto a la Madre del Redentor.
• Aceptar que si, en un momento determinado, se dieran las condiciones y circunstancias por las que conviniera modificar el actual estatuto del Santuario, todo habría de hacerse bajo la guía del Obispo diocesano, respetando la legislación canónica y teniendo en cuenta la historia de la devoción a la Santísima Virgen de la Cabeza durante tantos siglos.
• Por mi parte, le encomendaré especialmente a la nueva Presidencia y Junta de gobierno de la Cofradía que trabajen por mantener y aumentar el alto prestigio espiritual y eclesial del que goza la devoción a la Santísima Virgen de la Cabeza en la Iglesia universal. Recuérdese que es Virgen coronada por concesión pontificia y Rosa de oro, única imagen en España que la ha recibido.
• Considero, por tanto, que la Junta de Gobierno que salga elegida ha de atenerse a estos criterios, que considero imprescindibles para un buen servicio del culto y la devoción a la Santísima Virgen en el seno de la Santa Madre Iglesia.
• Como Obispo diocesano, y último responsable de esta gran misión, siempre apoyaré a quien sume amor y devoción a María, en el clima de comunión eclesial que estamos viviendo en este curso pastoral de 2017-18, y en el que queremos todos aprender a vivir en unidad en nuestra Iglesia diocesana de Jaén.
• Estar dispuestos a servir con una total disponibilidad a la devoción y veneración de la Santísima Virgen de la Cabeza, en todo aquello que le corresponda hacer específicamente según las normas de la Cofradía. Para ello se han de regir fielmente por los Estatutos aprobados por el Obispo diocesano.
• Saber reconocer con naturalidad y sentido eclesial que la Cofradía es una asociación pública de fieles en la Iglesia diocesana de Jaén, que es su seno y, por tanto, su único y exclusivo ámbito de actuación.
• Tener clara conciencia de que la Santísima Virgen de la Cabeza es un don de Dios y, por tanto, todo lo que se refiere a Ella hay que situarlo en el ámbito de la fe de la Iglesia Católica, de su doctrina moral y de su legislación canónica.
• Estar de acuerdo en que lo que le corresponda realizar a la Cofradía, en lo que se refiere al culto a la Bendita Imagen de la Santísima Virgen de la Cabeza, se ha de coordinar, bajo las orientaciones del Pastor diocesano, con la misión de la comunidad de los Padres Trinitarios, que tienen encomendada la custodia del Santuario y el servicio pastoral a la parroquia, que en el Santuario tiene su sede.
• Asumir con sentido de responsabilidad la relación histórica y territorial de la devoción a la Santísima Virgen de la Cabeza con las comunidades cristianas de Andújar. Eso ha de significar, para quien asuma la Presidencia, que en su actuar ha de dar un testimonio claro de sentido de pertenencia a la Iglesia, especialmente por la ejemplaridad de fe en Jesucristo y de amor a la Virgen.
• Practicar, en todo momento, como Cofradía matriz, la fraternidad con todas las Cofradías y con otras instituciones relacionadas con la devoción a la Santísima Virgen de la Cabeza, repartidas por tantos y tan diversos lugares en los que se venera con especial cariño esta bendita imagen.
• Tener en cuenta que un Santuario es mucho más que un edificio: es un lugar de peregrinación, al que se acude a vivir una experiencia de fe por el encuentro con la Santísima Virgen. Por eso, la responsabilidad de las Cofradías, siendo importante, es sólo una parte del servicio espiritual y pastoral en el Santuario, que no es otro que acoger a los peregrinos y ofrecerle el mejor modo de expresar lo que llevan en su corazón devoto y cristiano.
• Respetar el “statu quo” que en este momento tiene el Santuario de la Virgen de la Cabeza, con el que no se encuentra ninguna dificultad, por parte de quien ostenta la titularidad del mismo, para que se pueda cumplir con la misión singular que todos tenemos en él de promover la devoción y el culto a la Madre del Redentor.
• Aceptar que si, en un momento determinado, se dieran las condiciones y circunstancias por las que conviniera modificar el actual estatuto del Santuario, todo habría de hacerse bajo la guía del Obispo diocesano, respetando la legislación canónica y teniendo en cuenta la historia de la devoción a la Santísima Virgen de la Cabeza durante tantos siglos.
• Por mi parte, le encomendaré especialmente a la nueva Presidencia y Junta de gobierno de la Cofradía que trabajen por mantener y aumentar el alto prestigio espiritual y eclesial del que goza la devoción a la Santísima Virgen de la Cabeza en la Iglesia universal. Recuérdese que es Virgen coronada por concesión pontificia y Rosa de oro, única imagen en España que la ha recibido.
• Considero, por tanto, que la Junta de Gobierno que salga elegida ha de atenerse a estos criterios, que considero imprescindibles para un buen servicio del culto y la devoción a la Santísima Virgen en el seno de la Santa Madre Iglesia.
• Como Obispo diocesano, y último responsable de esta gran misión, siempre apoyaré a quien sume amor y devoción a María, en el clima de comunión eclesial que estamos viviendo en este curso pastoral de 2017-18, y en el que queremos todos aprender a vivir en unidad en nuestra Iglesia diocesana de Jaén.
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