Hoy escuchamos en el evangelio la continuación del fragmento
del pasado domingo. Después de la imagen de la vid y los sarmientos, Jesús
llama a los discípulos a vivir el «mandamiento del amor». San Juan, en la segunda lectura, es aún más
contundente, pues dice que «quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es
amor».
Mirad: solo amando
entenderemos quién es Dios y quienes somos nosotros. Y es que amar como
Dios ama es la revolución que realmente puede cambiar el mundo.
Pero lo mejor de todo, es que todo esto de amar, no es una
opción nuestra. Me explico. Hay mucha gente que habla de su opción por
Jesucristo, de su opción cristiana, de su opción por uno u otro tipo de
espiritualidad, etc... Pues bien. Todas estas “opciones”, Jesús, en el
evangelio de hoy, la tira por tierra, pues dice que no somos nosotros los que
hemos tomado la opción por Él, sino que ha sido Él el que ha tomado la opción
por nosotros. Es decir, no somos nosotros quienes le hemos elegido, sino que ha
sido Él el que nos ha elegido a nosotros. Y nos ha elegido por amor. Toma ya.
Por eso, todo lo que somos y tenemos, se lo debemos a su
amor. Y Él sólo nos pide que amemos. Que permanezcamos en su amor, cumpliendo
lo que Dios quiere, y nos amemos los unos a los otros.
Y es que solo el que ama de verdad puede decir que conoce a
Dios. Quien no ama, por mucho que busque, por mucho que se afane, por mucho que
discurra, no podrá encontrarlo ni conocerlo. Por eso no nos tiene que extrañar
que Jesús diga que para ser sus amigos de verdad nos toca cumplir lo que Él nos
dice, lo que Él nos manda.
Vamos a pedirle, pues, a la Virgen María, que nos ayude a
ser dignos de su amistad, de su amor; que nos alcance la fuerza necesaria para
vivir de acuerdo con su elección y con nuestra condición de hijos de Dios.
Mn. Ramón Clavería Adiego;
Director espiritual de Abril Romero.
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