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martes, 27 de diciembre de 2016

ARTÍCULO: "El Sí más importante de la historia"


Caravaggio, M. (1608). La Anunciación. 

Hoy finaliza el alegre periodo del advenimiento de la Buena Nueva, por lo tanto los Cristianos nos encontramos en vísperas de su inminente llegada, y como fiel devota por convicción de María Santísima y sobretodo bajo la Advocación de la Cabeza, querría resaltar el papel que la Virgen tiene en este tiempo litúrgico que en unas horas culminará con el nacimiento de Nuestro Salvador gestado en su divino vientre.

Como decía, este tiempo que hoy concluye y nos trae un año más la conmemoración del nacimiento de nuestro Divino Redentor, es un tiempo litúrgico propiamente Mariano, ya que el Adviento nos pone a la Virgen como modelo "La Virgen esperó con inefable amor de madre" (prefacio II de Adviento). María aparece como una gran creyente que espera la llegada del Mesías, en Ella encontramos cumplidos los anhelos y deseos de todos los justos y santos del Antiguo Testamento que esperaban con gozo la venida del Salvador. 

El nacimiento de un bebé es un gran acontecimiento para un matrimonio, y si además es la llegada del primer hijo es toda una revolución, pues cambia totalmente la vida de la pareja. Significa el paso de ser dos a tres, de ser una pareja a ser una familia. Y sin duda alguna, se produce una avalancha de sentimientos positivos, donde la ilusión, la alegría y la emoción, caracterizan a grandes rasgos, la llegada de un ser nacido fruto del amor (y esto bien lo saben quienes tienen la suerte de ser padres).

El papel de la madre en ese magno acontecimiento como lo es la encarnación de un nuevo ser es primordial, ya que será su persona la que lo estará sintiendo crecer en su interior, creándose así un vínculo no sólo físico, sino también afectivo y espiritual desde el mismo momento de su concepción.

Por tanto forzosamente hoy los cristianos, a horas de conmemorar los 2016 años del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, hemos de recordar el importantísimo acontecimiento, clave en la historia del Cristianismo como lo fue el momento de la Encarnación de nuestro Salvador, acontecido el vigesimoquinto día de marzo.

Fue en esta fecha cuando se produjo un significativo hecho en la vida de Nuestra Madre celestial, en el cual tuvo lugar el Fiat de María , acontecimiento único e irrepetible, en el que Ella se entregó totalmente a Dios, para ser partícipe de la Salvación humana, siendo así la nueva madre de todos los hombres y a su vez, la Madre de Dios, pues gracias a este “si” al arcángel Gabriel, dio a luz un 25 de diciembre al Verbo Encarnado, el Verbo Dios, Cristo Nuestro Señor.

Sabemos que María quedó embarazada por obra del Espíritu Santo; pero la gestación de Jesús se realizó según el proceso natural. De modo que esta Divina gestación, hizo sentir a María la presencia de un nuevo cuerpo creciendo dentro del suyo, con todas las emociones que esto significa para una madre.

Así que tras el importantísimo «sí» que le hizo a Dios en el diálogo que tuvo con el Arcángel Gabriel ese 25 de marzo, Ella paulatinamente empezó a sentir dentro de su vientre cómo empezó a formarse el cuerpo de Jesús.

María había ofrecido a Dios su virginidad; y este le regaló la maternidad. ¡Y qué maternidad!, ser la madre del Mesías, largamente esperado desde tiempos ancestrales. Ese importante hecho queda recogido en el Evangelio de San Lucas, concretamente en el pasaje 1:26-38, el cual citamos a continuación:

“26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
28 Y entrando, le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo."
29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.
30 El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios;
31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;
33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin."
34 María respondió al ángel: "¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?"
35 El ángel le respondió: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.
36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril,
37 = porque ninguna cosa es imposible para Dios."
38 Dijo María: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y el ángel dejándola se fue.”

Si reflexionamos sobre estas líneas extraídas del Evangelio de San Lucas donde se redacta "el Fiat de María", lo que sería la vocación de la Santísima Virgen en el anuncio del Arcángel San Gabriel, vemos como el Sí de María ha sido la causa de la Encarnación del Señor.

María Santísima aparece como la Virgen que le dice Sí a Dios y para todos nosotros, devotos de María Santísima de la Cabeza, este episodio Sagrado tiene que ser un referente constante. 

En este pasaje también podemos apreciar, como en ningún otro sitio, la Corredención de María.
María es corredentora acogiendo al Verbo de Dios hecho hombre al calor de su corazón por obra del Espíritu Santo, mostrándolo al mundo a través de su nacimiento virginal y su vida está totalmente entregada al servicio del Redentor en esclavitud de amor.

Por lo tanto la Virgen María es la que más espera la Navidad, el Nacimiento de Cristo, su hijo Jesús.

Con este artículo, y como os decía al principio, dado las vísperas en las que nos encontramos, quería recordar el papel esencial y primordial de la Virgen María en la Historia de la Salvación, como Mediadora y Corredentora universal de todas las gracias, ya que “Ella es la Mediadora ante el Mediador que es Jesucristo Nuestro Señor el único Salvador del mundo ayer, hoy y siempre”, ya que en mi humilde opinión, creo que a veces se desconoce e infravalora su esencial y primordial papel en la celebración de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.

Por todo esto y mucho más podemos afirmar sin duda alguna, la importancia de la figura de la Virgen en la historia del Cristianismo, y hemos de estar alegres puesto que en breves horas conmemoramos el 2016 aniversario de aquella fría noche de invierno, donde en un pobre pesebre en la ciudad de Belén al calor del aliento de una mula y un buey, bajo la antena mirada de San José y gracias a María la Virgen venía al mundo Nuestro Salvador haciendo así, que la primavera reinante el día de su Encarnación, se derramara aquella gélida noche del 25 de diciembre.
Gruta de la Natividad, situada en la Basílica de la Natividad en Belén.
Os deseo a todos cuantos leáis estas líneas, unas muy felices Vísperas y Natividad de nuestro Divino Salvador Jesucristo, al cual vemos pasear alegre portado sobre el brazo izquierdo de Su Bendita Madre, María Santísima de la Cabeza, cada mes de abril por ese cerro donde todos los morenitos de corazón tenemos una cita colgada entre cielo y tierra.

¡Viva la Virgen de la Cabeza!

¡Viva su Divino Hijo, nuestro Salvador!


Artículo: Beatriz Redondo De la Fuente.
Eterna primavera en CANAL ROMERO