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jueves, 22 de diciembre de 2016

ARTÍCULO DE REFLEXIÓN: "Hermandad y paz para la cristiandad"


Queridos hermanos cristianos; nos disponemos a vivir con intensidad y gozo una nueva celebración de la Navidad, en la cual reviviremos la ilusión y alegría de saber que Jesús, nuestro Dios, nacerá, y con él vendrán mejores tiempos. En esta época tan difícil en lo familiar y cofrade, debemos cargarnos la batería y las pilas con amor, y combatir a estas ineficaces diferencias entre hermanos e hijos de la Santísima Virgen María con estas energías de paz y amor que nos da Ella, pues todos somos distintos, pero no olvidemos que también existe un importantísimo aspecto que nos une como católicos, Dios. Así pues, con el nacimiento del niño Jesús y la llegada de este nuevo año, debemos de tratar de ser mejores cristianos, y eso conlleva a cumplir los mandamientos, respetar los sacramentos de nuestra Iglesia y sobre todo, ser solidarios con todas las personas y llevar la paz a cada rincón que vayamos.



Ser familia significa que Dios te ha otorgado a un grupo de personas para que juntos, de la mano, caminen a lo largo de la vida para cooperar por llevar ese amor y ternura que una Madre despierta en nosotros. No debemos girar nuestro corazón hacia las diferencias o el odio, sino abrirlo para resaltar los aspectos que nos hacen ser iguales, como la devoción a la Virgen de la Cabeza y el amor por el Padre, Dios. Lamentablemente, la mayoría de los cristianos no tenemos ni idea de qué es la paz de Dios, algo que puedo decir, por experiencia vivida y vista, que una vida sin paz es bien miserable. Simplemente no podemos disfrutar la vida cuando vivimos en confusión, siempre preocupados, enfadados o molestos por algo, mientras que una reconciliación junto a una vida llena de hermanamiento y comprensión ante las similitudes o diferencias, es el mayor gozo del que disponemos. La buena noticia para los creyentes que escogen ser guiados por la paz, es que aunque vengan momentos difíciles pueden sentirse seguros, bendecidos y contentos.

Mi conclusión es que todos los cristianos debemos obedecer a Dios, es decir, coger la senda del camino y peregrinar junto a su Espíritu, pero teniendo en cuenta que Dios no nos va a obligar a realizar el correcto, sino que con su amor nos deja tomar nuestra propia decisión haciéndonos sentir la libertad, pero ¡ojo!, si tomamos la determinación correcta, cosecharemos paz; de lo contrario, tendremos arrepentimiento. Por tanto, necesitamos unión como cristianos valientes al aceptar la senda tomada o de lo contrario esto sería una idiotez que no lleva a nada dentro de nuestra fe, devoción y religión cristiana y católica. Para esta navidad, en el aspecto devocional, pidamos un anhelado deseo; que el César trabaje por sus labores sociales y humanas, que Dios, mediante su comunidad, impulse una armoniosa devoción o fe, y a su vez, todos juntos trabajemos como decía aquel lema “Juntos por Ella”.


Artículo: Gaspar Parras Jiménez
CANAL ROMERO

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